Hola de nuevo y perdonad el súper desfase con esta entrada, aquí tenéis la continuación de
Viaje a Roma (1a parte). Espero que os guste, allá vamos:
DÍA 5:
Mañana:
El jueves por la mañana tuvimos que madrugar aún más que el día de Pompeya, pues teníamos hora para ir a visitar la
Galleria Borghese a las 9h (es obligatorio hacer
reserva online y las entradas se tenían que ir a recoger media hora antes). Cogimos el bus, de nuevo sin pagar (como todo el mundo), hasta la
Villa Borghese y estuvimos esperando en el parque hasta las 8:30h en punto, que fue cuando abrieron las puertas. Después de dejar nuestras cosas en el guardarropa (obligatorio y gratuito), con excepción de la cámara de fotos, decidimos coger una audioguía por 5€ más, para enterarnos de algo. Aunque cabe decir que los primeros 10 minutos de la visita estuvimos un poco despistados, pues la audioguía empieza la visita en orden cronológico desde la planta principal y a nosotros nos hicieron empezar por el segundo piso. Finalmente, optamos por pararnos a escuchar las obras que nos interesaban marcando el número correspondiente de la audioguía, aunque era un poco incómodo compartirla con el resto de la familia...
La galería es una preciosidad, la visita dura 2 horas máximo, pues a las 11h empezaba otro turno y nos echaron, pero da tiempo de verlo todo con calma. No me gustó no poder entrar por la puerta principal y que además estuvieran preparando una exposición temporal de vestidos y tuvieran una de las salas principales vetada al público, pues nosotros pagamos la entrada íntegra, sin embargo mereció la pena ir y fue una visita muy amena.
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Galería Borghese |
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Villa Borghese |
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Techos Galería Borghese |
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Detalle de Apolo y Dafne |
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Sala Galería Borghese
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Podría compartir más fotos con vosotros, pero lo mejor es ir a verlo. Después de la visita apetece pasearse un rato por la Villa Borghese, pero por mala suerte mi hermano se encontraba mal de la tripa y lo tuvimos que dejar para otra ocasión...
Mediodía:
A la hora de comer fuimos de nuevo a La Taberna dei Monti, mientras mi hermano Guillem se quedaba descansando en el hotel. Yo, como también tenía el estómago un poco revuelto desde la tarde anterior, tomé una minestrone y un poco de pan. El resto de la familia se cebó con café y postre y al final la comida nos salió como si hubiéramos ido los cinco.
Tarde:
Por la tarde, después de muchas dudas por parte de mi hermano, decidimos ir a la playa, pues ya lo habíamos hablado hacía días y no íbamos a quedarnos toda la tarde en el hotel. Esta vez, compramos los billetes de ida y vuelta en las máquinas de la estación de Roma Termini (7'20€ en total), aunque no tuvimos muy buena suerte, pues ese día los trenes íban con retrasos de más de media hora y estuvímos esperando un buen rato entre la muchedumbre. Finalmente cogimos un tren y tras unos 40 minutos llegamos a la estación de Ladispoli-Cerveteri a las 18:30h pasadas.
Cuando bajamos del tren todo el mundo cruzó las vías a pie y nosotros entre ataques de risa también. Pues por todos lados ponía que estaba prohibido, pero incluso había unos individuos sentados en medio de las vías de charla. Después de andar recto 10 minutos llegamos a la playa, la localidad era parecida a los pueblos playeros del Levante español, pero con la diferencia de que allí la mayoría de playas son privadas, aunque por suerte rápidamente dimos con una pública andando unos metros más para la izquierda.
Nada más llegar nos percatamos de que había bandera roja, ya que había bastantes olas, pero como todo el mundo se estaba bañando nos fuimos directos al agua. Fue un buen baño, la temperatura del agua era ideal y la ida y venida de las olas lo hacían más entretenido. La arena era negra como el carbón y no estaba muy limpia, pero por suerte el agua sí. Estuvo bien ir por la tarde porque éramos cuatro gatos y la playa era muy estrecha (abarcaría unos 20 metros de orilla como máximo). Después para secarnos hicimos un paseo por la orilla, siguiendo por la playa privada, pues hay una vaya para separar la parte de arena pero mientras no te instales con tus cosas, puedes estar.
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Playa pública de Ladispoli |
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Playa privada de Ladispoli |
Noche:
Después de secarnos y cambiarnos fuimos en busca de un sitio donde cenar, pues nuestro tren no salía hasta las 23h. Las sugerencias de Google no me gustaron mucho, así que fuimos a la aventura y muy cerquita de la estación encontramos
Morrigan Risto Pub, que tenía ambientillo y terracita, así que decidimos comer allí. Como era más barato que en Roma, nos pedimos varios entrantes además del plato principal, pero yo cometí un error porque pedí melón con jamón (como plato único), pero como era un antipasti, el camarero estuvo esperando a que me lo terminara para traer los demás platos y lo peor es que yo comía más despacio de lo normal porque estaba esperando a que trajeran los platos de los demás. Fue algo incómodo, pues el camarero nos estaba mirando todo el rato y era tan exagerado y tardaban tanto en servir a los demás que al final le preguntamos si es que estaba esperando a qué yo acabara y resolvimos el malentendido.
Camino a la estación mi hermano se comió una tarrina de helado por 1'5€, muy barato en comparación con los 2,5€ que costaba en la mayoría de heladerías de Roma.
Para volver cogimos el último tren, que nos dejó en Roma Termini casi a medianoche y por suerte la estación quedaba a 10 minutos a pie del hotel.
DÍA 6:
Mañana:
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Cúpula Panteón |
El viernes fue un día intenso, pues teníamos muchas cosas pedientes por ver. Empezamos el día con una visita a la plaza
Campo de' Fiori, donde todas las mañanas se abre un mercadillo donde sobre todo venden frutas y verduras.
A cinco minutos andando estaba el
Área Sacra di Largo Argentina, las ruinas de cuatro templos romanos y el teatro de Pompeyo y también el hogar de cientos de gatos (aunque aquel día con el solazo que hacía sólo vimos dos). Y tras andar cinco minutos más, visitamos el interior del
Panteón, donde mis hermanos y yo estuvimos fotografiando panorámicas verticales, para captar su impresionante cúpula.
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Mercado dei Fiori |
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Área Sacra |
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Interior Panteón |
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Fresco del techo de la Iglesia de Gesù |
Muy cerquita del Panteón, a unos 500 metros, se encuentra la
Iglesia del Gesú, que también visitamos por dentro y mereció la pena, pues tiene unos techos preciosos. Después de tomar un refresco en un bar para retomar fuerzas e ir al baño, seguimos nuestro ruta hasta el antiguo
Mercado de Trajano, que actualmente acoge el Museo de los Foros Imperiales, donde nos metieron un sablazo. La entrada en sí es carísima (11'50€ la normal y 9'50€ la reducida), pero es que además tuvieron el morro de cobrarnos 2'5€ más a cada uno porque estaban haciendo una exposición temporal de vestidos. Realmente malgastamos el dinero, pues el interior del museo no tiene prácticamente nada y lo del exterior ya se ve desde la calle igual de bien, cabe decir que las circunstancias tampoco ayudaron mucho, pues hacía muchísimo sol, ya estábamos cansados y además mi hermano se encontraba mal de la tripa.
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Exterior Mercado Trajano |
Mediodía:
Después de la decepción de la última visita fuimos al hotel a asearnos un poco y luego bajamos a comer (por tercera vez en el viaje) a La Taberna dei Monti, esta vez sin mi hermano Martí.
Yo comí un cordero al horno la mar de rico, pero cabe decir que fuimos demasiado tarde, pues éramos los únicos comensales y, de hecho, luego vi por internet que el horario del restaurante era hasta las 15h y ese día cerró media hora más tarde por nosotros...
Tarde:
Por la tarde volvimos a la Piazza Venezia, donde se encuentra el Monumento a Víctor Manuel II, un enorme edificio construido a principio del s.XX en conmemoración a dicho rey. Cabe decir que el monumento impresiona desde lejos por sus dimensiones, pero que la visita merece la pena por las vistas que se aprecian de Roma. Hay opción de subir aún más alto con un ascensor a la terraza panorámica, pero 7€ por persona lo vimos un abuso y decidimos quedarnos en la terraza inferior, que por cierto, está llena de gaviotas muy confiadas.
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Monumento Nazionale a Vittorio Emanuele II |
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Vistas |
Por último, subimos hasta la
Piazza della Repubblica, donde se encuentra la Basílica de
Santa María de los Ángeles y los Mártires, con un exterior con aspecto derruido y un interior espectacular. De camino, tomamos unos deliciosos helados en
Wonderful Ice Cream.
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Plaza de la República y Basílica S. María |
Noche:
Para cenar fuimos al restaurante
Il Girasole, que nos quedaba muy cerquita del hotel. Un local muy agradable, con buen ambiente y un camarero atento y simpático. La comida estaba rica y el precio era económico (gastamos menos de 15€ por cabeza). Así que recomendable si estáis por la zona. Como dato curioso, había un pianista, aunque tocó poquito rato y estaba en otro comedor distinto al nuestro.
DÍA 7:
Mañana:
El sábado empezamos la mañana visitando las
Catacumbas de San Calixto ya que solo abrían hasta las 12h. La entrada incluye una visita grupal de unos 40 minutos en el idioma que decidas (incluido español). Después fuimos con un autobús hasta las
Termas de Caracalla que quedaban cerquita y que nos gustaron bastante.
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Termas de Caracalla |
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Termas de Caracalla |
Mediodía:
Para comer hicimos parada en
Romulo e Remo que estaba próximo a las Termas. Fue un acierto porque fuimos a comer sobre las 13h, antes de que se llenara. Un ambiente local y familiar con comida casera por un precio económico. Con entrantes, plato principal, postre y café nos salió a unos 20€ por persona.
Tarde:
Después de comer subimos a ver las espectaculares vistas panorámicas de
Gianicolo y luego nos acercamos a hacernos la típica foto metiendo la mano en la
Bocca della Verità, después de pelearnos con unos romanos impertinentes que pretendían colar a toda la familia. Luego visitamos el interior de la la iglesia y la cripta, que no merecía la pena en absoluto.
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Vistas Gianicolo |
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Vistas Gianicolo |
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Bocca della Verità |
Noche:
Por último, nos acercamos por la zona del río para terminarel día cenando en
L'Insalata Ricca, aunque en lugar de ensalada nos pedimos una pizza cada uno. Diría que fue el de la Via Giulio Santini, pero no estoy segura, pues tienen varios locales por toda la ciudad. La cena costó poco más de la mitad que la comida, unos 11€ por persona, muy económico.
DÍA 8:
Mañana:
El domingo ya era nuestro último día y no teníamos un plan cerrado, así que aprovechamos para visitar con calma algunos lugares que quedaban cerca del hotel que aún no habíamos visitado (plazas e iglesias cuyo nombre ya no recuerdo...).
Mediodía:
Antes de que nos recogiera el servicio de traslado al aeropuerto fuimos a comer prontito a un restaurante a 10 minutos del hotel llamado
L'Arcchetto de Cavour donde nos clavaron por un pan que no comimos. De todos modos, aún así nos salió la comida barata: casi 14€ por persona.
Finalmente y como despedida, para el postre terminamos tomando unos helados riquísimos y a buen precio en
Fatamorgana.
Tarde:
Después nos dirigimos al aeropuerto de vuelta a Barcelona. El parking nos salió a 75€.
Como guinda del pastel nos encontramos una rueda pinchada y tuvimos que llamar al seguro, pero tras una hora más, todo quedó como una anécdota.
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Espero que os haya sido de utilidad este post, junto con el anterior y que tengáis algo más de suerte en vuestro viaje que nosotros.
¡¡Saludos musicales!!